Maestra Litelantes

Homenaje a la Venerable Maestra litelantes Con motivo de cumplirse el 5 de Febrero el aniversario # 13 del sensible fallecimiento de nuestra querida Gurú Litelantes (señora Arnolda Garro de Gómez) 
V. Maestra Litelantes


Es indiscutible que Nuestra Señora Litelantes, con mucho cariño y paciencia, levantó al Venerable Maestro Samael Aun Weor y lo convirtió en un Hierofante de Misterios Mayores.

Quien primero dio fe de este hecho fue el propio Maestro Samael, y así lo declaró a los cuatro vientos.

Sin duda alguna fue el primero y el más ferviente admirador y discípulo de nuestra amada Maestra. Digamos que fue el primer Litelantizado.

Ella fue el sagrado matraz del Maestro, su atanor alquímico, donde recibió el fuego, la llama ardiente de la sabiduría, para entregarla a la humanidad doliente, y legarnos —en síntesis y sin ambages— la Gnosis, la profunda sabiduría del Ser, que permaneció oculta durante milenios...

Nuestra amada Maestra lo apartó de los caminos inciertos de las magias de todos colores ―menos blanco― por los que transitó su esposo con los indios de la sierra colombiana y fue ella quien verdaderamente lo hizo enderezar su camino.

Fue nuestra amada Maestra Litelantes quien le enseñó la ciencia jinas, quien lo introdujo a la Logia Blanca, quien lo inició en el Templo del Santo Grial de Monserrat, y lo guió y orientó toda su vida…

Indubitablemente, fue la real y verdadera Maestra de Nuestro Venerable Maestro Samael Aun Weor, y la Gnosis moderna es la enseñanza de los Maestros Samael Aun Weor y Litelantes.

Venerables Maestros Samael Aun Weor y Litelantes

Dicho de otra forma, de no ser por la Maestra del Maestro, de no ser por nuestra amada Señora Litelantes, no conoceríamos ni remotamente la Gnosis, el Avatara de Acuario no se hubiera encarnado en su Boddhisattva, Víctor Manuel Gómez Rodríguez, ni jamás se hubiera hecho presente entre nosotros Samael de los Ejércitos, y no hay nada ni nadie en las jerarquías de las dos Logias que niegue este radical hecho.

Enfatizamos en las “jerarquías”, porque solamente los pedantes de la época, los que no tienen ningún grado en la logia Inferior ―en la Superior no hay duda alguna, cualquiera que sea el rango de sus miembros―, es decir, los meros diletantes o aprendices de diablos, son los que dudan y niegan la exaltación de nuestra Maestra Litelantes, o como dijera nuestro Gurú Samael “agotan su baba difamatoria contra ella”.

Así que la Maestra del Maestro Samael Aun Weor, se encarnó, le enseñó a su esposo la Gnosis del Templo del Santo Grial de Monserrat ―la misma del divino Rabí de Galilea― y lo levantó, exaltó al Coloso de la Alquimia, al Buddha Maitreya, y le ayudó a entregar su mensaje redentor… También la divina Maestra del Maestro convivió con nosotros y nos enseñó hasta donde nos dejamos enseñar y ayudar.

Los Maestros de la Luz nos aman con verdadero cariño y sufren dolores de parto para que Cristo sea formado en nosotros.

Con limpio y profundo amor nos amó nuestra Venerada Maestra Litelantes ―“Piedra Antigua”― y sufrió dolores de parto por nosotros para que nos corrijamos, para que regresemos al Padre… Oremos y actuemos para no decepcionarla. ¡Amén!

 
¿QUIÉN  FUE  LA  VENERABLE  MAESTRA LITELANTES?

V. Maestra Litelantes

Era muy difícil penetrar en la enigmática personalidad de nuestra Venerable Maestra Litelantes. El único que en verdad la conoció fue su esposo-sacerdote, nuestro Señor Samael Aun Weor, y ciertamente nos habló sólo un poco sobre su misteriosa esposa-sacerdotisa.

Así que será el V.  M. Samael Aun Weor, con sus propias palabras, quien describa a nuestra Gran Señora:


                                                 Maestra de la ciencia jinas

Donde primero habla abiertamente el Venerable Maestro Samael de la Venerable Maestra Litelantes, es en su “Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica”, que se editó por primera vez en 1952. En tal obra dice textual­mente:
  
La Gurú LITELANTES, conocida en la tierra con el nombre profano de Arnolda de Gómez, me enseñó los estados de jinas.

Esta Dama-Adepto es mi esposa-sacerdotisa, y mi colaboradora esotérica. Yo había leído mucha literatura ocultista, pero jamás había encontrado datos concretos sobre el «modus operandi» de los estados de jinas.

El Venerable Maestro Huirakocha en su novela iniciática, nos cuenta el interesante caso del comandante Montenero que con su cuerpo físico en estado de jinas entró al templo de Chapultepec, en México, para recibir Iniciación Cósmica.

Don Mario Roso de Luna nos habla también maravillosamente sobre los estados de jinas.

Empero, ningún escritor espiritualista jamás nos había enseñado la fórmula concreta para poner el cuerpo físico en estado de jinas.

Aprendí esta fórmula de mi propia esposa-sacerdotisa. Ella me la enseñó prácticamente. Vienen a mi memoria muchas cosas interesantes de aquella época.

Allá por el año de 1946, mi esposa y yo vivíamos en el pueblo tropical de Girardot (Cundinamarca). Cierto día la Dama-Adepto me dijo: «esta noche me transportaré con mi cuerpo físico en estado de jinas a casa de la señora E... Me haré sentir en ella, y allí le dejaré un objeto material».



Algo intrigado le pregunté: ¿Es posible transportarse uno con cuerpo físico a través de los aires, y sin necesidad de avión? La Gurú LITELANTES sonriendo me dijo: «Ya verás»...

 Muy temprano fui a visitar a la señora... y entonces esa señora algo impresionada, me dijo que durante toda la noche había sentido ruidos en su casa, y pasos de una persona extraña.

 Luego me contó que dentro de su aposento debidamente cerrado con candado, había encontrado ciertos objetos materiales pertenecientes a la señora Arnolda.

Asombrado yo de la cuestión, fui a contarle el caso a la Dama-Adepto, y entonces ésta sonriendo me dijo: «ya ves que sí se puede viajar con cuerpo físico en estado de jinas».

Más tarde me invitó a hacer una excursión con el cuerpo físico por los dominios de esas maravillosas tierras de jinas, de las cuales habla don Mario Roso de Luna.

Una noche, la más quieta, la más callada... estaba acostado en mi lecho, en perfecto estado de vigilia; de pronto la Dama-Adepto me dijo: «levántate del lecho, y vamos»...



La Dama-Adepto había puesto su cuerpo físico en estado de jinas, y estaba rodeada de las terribles fuerzas cósmicas del dios Harpócrates.

Me levanté de mi lecho, y lleno de fe la seguí, caminando con paso firme y decidido. Una voluptuosidad espiritual me embriagaba, y entonces resolví flotar en los aires. Comprendí que me había sumergido dentro del plano astral, pero con el cuerpo físico. Entendí, que cuando el cuerpo físico se sumerge dentro del plano astral, puede levitar y queda sujeto a las leyes del plano astral, pero sin perder sus características fisiológicas.

La Dama-Adepto me hizo volar por encima de grandes precipicios y montañas, para probar mi valor.

Después de una excursión muy interesante realizada por remotas tierras de jinas, la Dama-Adepto y yo regresamos a nuestra casa de habitación.

Seguí experimentando por mi cuenta, y descubrí que para transportarse uno con cuerpo físico en estado de jinas, sólo se necesita una mínima cantidad de sueño y mucha fe.

Más tarde la Dama-Adepto me explicó algo sobre el Huevo Órfico y los estados de jinas.

 Me viene a la memoria el Huevo de Oro de Brahma, que simboliza el universo.
  
Nuestra tierra tiene forma oviforme. «La primera manifestación del cosmos en forma de huevo, era la creencia más difundida en la antigüedad.
  
«En el ritual egipcio, Seb, el dios del tiempo y de la tierra, se dice que puso un huevo, o el universo; un huevo concebido a la hora del gran Uno de la fuerza doble.»

El dios Ra es representado por los egipcios en proceso de gestación dentro de un huevo.

El Huevo Órfico figuraba en los misterios Dionisíacos. En Grecia y en la India, el primer ser masculino visible, que reunía en sí mismo los dos sexos, era representado saliendo de un huevo.

El huevo simboliza al mundo. Así pues, la lógica nos invita a pensar que en el huevo existen grandes poderes ocultos.

La Gurú LITELANTES me explicó la fórmula mágica del huevo.

Me dijo la Gurú LITELANTES, que con el huevo podía uno poner el cuerpo físico en estado de jinas.

Hay que hacer un pequeño agujero al huevo en el extremo puntiagudo, y por entre ese agujero sacar su yema y su clara. El huevo hay que tibiarlo en agua ligeramente, antes de hacerle el agujero. El discípulo deberá pintar ese huevo de color azul.

Se coloca esa corteza cerca a nuestro lecho, y el discípulo se adormecerá imaginándose metido entre el huevo.

El Maestro Huirakocha dice que en estos instantes debe uno invocar al dios Harpócrates, pronunciando el siguiente mantram: HAR-PO-CRAT-IST.

Entonces el dios Harpócrates llevará al discípulo entre el huevo. El discípulo sentirá una gran rasquiña o picazón en su cuerpo.

El discípulo se sentirá incómodo, porque tendrá la posición incómoda con que se representa a un pichón entre el huevo. El discípulo no debe protestar, el dios Harpócrates lo transportará a cualquier sitio lejano, y luego abrirá el huevo y lo dejará allá.

Al principio el estudiante sólo conseguirá transportarse en cuerpo astral. Más tarde el estudiante ya podrá transportarse con su cuerpo físico en estado de jinas. Esto es cuestión de mucha práctica y tenacidad.

 Los estados de jinas nos permiten realizar todas estas maravillas. La Gurú LITELANTES me demostró prácticamente cómo un cuerpo físico en estado de jinas puede asumir distintas formas, y agrandarse y empequeñecerse a voluntad.

Realmente la medicina oficial no conoce el cuerpo físico sino en sus aspectos puramente primarios o elementales. Empero, los científicos ignoran totalmente que el cuerpo físico es plástico y elástico. La Anatomía y Fisiología oficiales se encuentran en estado embrionario todavía.

V. Maestra Litelantes

Las fuerzas que la Gurú LITELANTES me enseñó a manejar, son las fuerzas harpocratianas, que bullen y palpitan en todo el universo.

 Las fuerzas de HAR-PO-CRAT-IST, son una variante de las fuerzas crísticas.
  
Dondequiera que haya un estado de jinas, un desdoblamiento astral, un templo de jinas o un lago encantado, allí están las fuerzas de HAR-PO-CRAT-IST, en función activa.

Con estas prácticas de HAR-PO-CRAT-IST, el discípulo va acumulando esas energías de HAR-PO-CRAT-IST, que más tarde le permitirán realizar verdaderas maravillas y prodigios.

Esta ciencia maravillosa la aprendí de la Gurú LITELANTES, mi esposa-sacerdotisa, que trabaja en los mundos superiores como uno de los cuarenta y dos Jueces del Karma.


            Tres cosas sustanciales confiesa el Maestro Samael a propósito de su esposa-sacerdotisa:

            1ª         Que es una Gurú (o bien, poderosa Gurú, como precisa en su diversa obra “Misterios Mayores”).

            2ª         Que es uno de los cuarenta y dos Jueces del Karma.

            3ª         Que aprendió de ella la fórmula concreta para poner el cuerpo físico en estado de jinas.
  
Intrigante resulta la segunda confesión, pues nos da una idea de la exaltación, del grado de Maestría que nuestra Maestra tiene, ya que los Señores del Karma son exaltados de toda exaltación, desde el momento que son el instrumento primordial del Padre, Brahma, para mantener el orden del cosmos.

Menciona el Venerable Maestro Samael que en la Aurora del Mahamanvantara los dioses lloran al saber el karma que les corresponde pagar durante el día cósmico. De esta suerte, podemos inferir que todos los dioses están sujetos a la autoridad y potestad de los Señores de la Justicia Cósmica.

Por tanto, la exaltación de los Jueces del Karma es tan grande que son los inmediatos ejecutores de la voluntad del Padre —Osiris, el Pro Pator— sus subordinados más cercanos, y ante los cuales se inclinan todos los dioses. ¡He ahí la jerarquía de Nuestra Señora Litelantes! ¡Salve Padre Nuestro Anubis, Osiris Un-Nefer Glorioso!

Con este antecedente no nos extraña que la Maestra le enseñara al Maestro Samael la fórmula concreta para poner el cuerpo físico en estado de jinas.

 V. Maestra Litelantes

Aclara el Maestro Samael que tanto el Dr. Arnoldo Krumm Heller (V. M. Huirakocha) como Don Mario Roso de Luna, nos hablan sobre los estados de jinas, “empero, ningún escritor espiritualista jamás nos había enseñado la fórmula concreta para poner el cuerpo físico en estado de jinas”.

 Esta afirmación evidencia que el conocimiento de nuestra bienamada Maestra es superior al de dichos escritores esoteristas, y aún al del propio Maestro Samael, quien recibió de ella la preciada fórmula.
  
Sin embargo, conviene señalar que en cierta ocasión la Maestra me expresó que el “Abuelo” —como solía decir cariñosamente al referirse a su esposo—, ya sabía convertirse en felino, desde antes de casarse con ella; es decir, ya había aprendido con los arahuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia —el Tíbet de América—, la técnica que conocemos como nagualismo, pero solamente por lo que toca a algunas varie­dades de felinos.
  
Poseía, pues, la técnica específica de la ciencia jinas que lo convertía en felino, mas no la técnica genérica para tomar cualquier otra forma, la cual aprendió exclusivamente de la propia Maestra Litelantes.

V. Maestra Litelantes


                                                                             
                 Colaboradora esotérica del Maestro

La siguiente obra donde el Maestro Samael habla enfáticamente de nuestra Maestra, es el Mensaje de Navidad de 1954, en la que le dedica la portada y las primeras palabras.

En efecto, aparece una foto de ella en la portada, con vestiduras blancas y cofia también blanca. En la primera página de dicho Mensaje, encontramos el siguiente texto:

            “Venerable Maestra LITELANTES, Esposa del Venerable Maestro AUN WEOR.

V. Maestra Litelantes

Esta Dama-Adepto goza de la conciencia continua, y a través de innumerables reencarnaciones logró educir y vigorizar ciertas facultades ocultas que, entre otras cosas, le permitieron recordar sus vidas pasadas y la historia del planeta y de sus razas. Ha sido la colaboradora esotérica del Venerable Maestro AUN WEOR: descubrió los estados de jinas mencionados por Don Mario Roso de Luna y Arnoldo Krumm-Heller. Colaboró con el Maestro AUN WEOR en la investigación científica de los elementales vegetales que figuran en el Tratado de Medicina Oculta.
  
Esta Dama-Adepto es uno de los 42 Jueces del Karma, es absolutamente silenciosa, y como quiera que jamás hace gala de sus poderes ni de sus conocimientos, los pedantes de la época han agotado su baba difamatoria contra ella.

El Gurú Litelantes trabaja anónima y silenciosamente en el Palacio de los Señores del Karma. Esta Dama-Adepto es el Alma gemela del Venerable Maestro AUN WEOR, y a través de innumerables reencarnaciones ha sido siempre la fiel compañera del Maestro.

 Esta poderosa vidente, tiene en su mente toda la sabiduría de los siglos, y con sus facultades clarividentes ha colaborado con el Maestro AUN WEOR, estudiando los distintos departamentos elementales de la Naturaleza.

            (Véase Rosa Ígnea y Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica por AUN WEOR).”

            De estas palabras podemos deducir las siguientes conclu­siones:

            1ª         Goza de la conciencia continua.

            2ª         Tiene facultades ocultas que, entre otras cosas, le permitieron recordar sus vidas pasadas y la historia del planeta y de sus razas.

            3ª         Ha sido la colaboradora esotérica del Maestro Samael.

            4ª         Descubrió los estados de jinas.

            5ª         Es uno de los 42 Jueces del Karma.

            6ª         Jamás hace gala de sus poderes ni de sus conoci­mientos.

            7ª         Es el Alma gemela del Maestro Samael.

            8ª         En todas las reencarnaciones ha sido siempre la fiel compañera del Maestro.

            9ª         Es una poderosa vidente.

            10ª      Tiene en su mente toda la sabiduría de los siglos.

            11ª      Ha colaborado con el Maestro estudiando los distintos departamentos elementales de la naturaleza.

            12ª      Con su ayuda pudo el Maestro Samael escribir “Rosa Ígnea” y “Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica”, y podemos decir que toda su obra.
  
La primera obra que escribió el Maestro fue la “Puerta de Entrada a la Iniciación”, también llamada “El Matrimonio Perfecto de Kinder”, editada en 1950.

 En su “Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica”, que se editó en 1952, ya habla abiertamente de la Maestra y de sus extraordinarias facultades.

 Para 1954 ratifica lo dicho sobre ella y además amplía su catálogo de facultades; empero, también expresa que “los pedantes de la época han agotado su baba difamatoria contra ella”, lo cual sería una constante en su vida.

En efecto, hasta la presente fecha —posterior a su desencarnación— se siguen complaciendo los pedantes, santurrones y sabihondos de la época en agotar su baba difamatoria contra ella.

V. Maestra  Litelantes

 Bien sabemos por la propia Maestra, sus hijos y algunos estudiantes de aquella época, que desde el principio de la misión del Maestro Samael, la mayoría de sus “seguidores” la miraban con desprecio (entre otras cosas porque no era conferencista ni universitaria), procuraban humillarla y la relegaban a la cocina.

 Sin embargo, ella siempre soportó con la mayor ecuanimidad estos desprecios, pues afirmaba que no hacía caso de las malas voluntades ni de las habladurías de la gente, que al contrario las agradecía, que un favor le hacían, pues al menos hablaban de ella aunque fuese mal; que la gente no le pagaba el teléfono ni la renta ni sus cigarros ni sus caprichos; que mientras más hablaran mal de ella más comía, más se divertía y más paseaba; que es una locura hacer caso de los que maldicen de uno, pues si hiciera caso de lo que la gente decía de ella hace mucho que hubiera desencarnado, etc., etc.


                                                            La Virgen de la Ley

V. Maestra Litelantes

En 1956 fue editada por primera vez una hermosa obra del Venerable Maestro Samael Aun Weor, intitulada “Los Misterios Mayores”, donde vuelve a referirse a nuestra querida Maestra en los siguientes términos:

“Esos que saben salir en astral, esos que saben arreglar sus cuentas en el Tribunal del Karma, esos que reci­ben las enseñanzas directas en los templos de misterios, esos que re­cuerdan sus reencarnaciones pasa­das, esos sí saben, aunque no hayan leído jamás un solo libro de ocultis­mo, aunque no sean en el mundo sino pobres analfabetas, aunque no sean más que tristes cocineros o indios salvajes, esa es la gente que sabe verdaderamente.

Nosotros conocemos a dos poderosos ilumina­dos que son muy sencillos: el uno es un indio salvaje de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, el otro es la poderosa Gurú LITELANTES, Gran Maestro de la Justicia Cósmi­ca; estos dos poderosos iniciados gozan del privilegio de poseer con­ciencia continua. En semejantes condiciones privilegiadas, estos dos iniciados poseen conocimientos que jamás se podrían escribir, porque si se escribieran se profanarían.

Los grandes intelectuales que conocieron a estos dos Gurús los miraron con desdén porque estos iniciados no hablaban como loros, porque no estaban llenos de santurronería, porque no eran intelectuales, porque no andaban contando sus asuntos esotéricos.

Hemos conocido a otros que sólo despiertan conciencia esporádicamente, de cuando en cuando, esos no son sino principiantes en estas cosas. Lo importante es poseer conciencia continua en el plano astral, para eso hemos dado prácticas y claves en este libro.

El que no sabe salir en cuerpo astral conscientemente no sabe ocultismo, aunque tenga el grado 33 en el club masonería, aunque sea acuarianista, aunque se llame teósofo o se autocalifique caballero rosacruz.

Cualquiera puede leer libros de ocultismo o teorizar muy bonito, pero tener conciencia consciente de la sabiduría oculta es otra cosa.

La verdadera sabiduría oculta se estudia en los mundos internos. El que no sabe salir en astral no sabe ocultismo.”


            De todo esto podemos inferir lo siguiente:

            1º        Sabe salir en astral.

            2º         Sabe arreglar sus cuentas en el Tribunal del Karma.

            3º         Reci­be las enseñanzas directas en los templos de misterios.

            4º         Re­cuerda sus reencarnaciones pasa­das.

            5º         Tiene verdadera sabiduría.

            6º         Es poderosa ilumina­da.

            7º         Es poderosa inicia­da.

            8º         Goza del privilegio de la con­ciencia continua.

            9º         Es Gran Maestro de la Justicia Cósmi­ca.

            10º      Posee conocimientos que jamás se podrían escribir, porque si se escribieran se profanarían.

            11º      No habla como loro, no está llena de santurronería, no es intelectual, no anda contando sus asuntos esotéricos.

            12º      Posee conciencia continua en el plano astral.

            13º      Tiene conciencia consciente de la sabiduría oculta.

            Claramente señala el Maestro Samael que sólo a dos personas conoció que tuvieran las facultades descritas: nuestra bienamada Maestra Litelantes y un indio salvaje de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia.

En virtud de que este pasaje del libro “Los Misterios Mayores”, provocó que los seguidores de un discípulo del Maestro —quien por cierto le dio la espalda, pues se rebeló contra la Maestra— consideraran que dicho personaje era el mencionado “indio” salvaje de la Sierra Nevada, por lo que le rogué a la Maestra me explicara de quién se trataba.

Ella me afirmó enfáticamente que el Maestro Samael se refería al Mama Ceferino Marávita, lo que efectivamente concuerda con el texto, pues el “discípulo” aunque era moreno no era indio, mucho menos salvaje, ya que se trataba de un hacendado con apellido de origen vasco, por cierto.

 Al concluir “Los Misterios Mayores”, en el último capítulo, el Maestro Samael reitera que sólo dos personas ha conocido que están preparadas para la Gnosis: un indio y la Maestra Litelantes.

 Además, menciona un hecho singular: “Con estas instrucciones y prácticas el hombre puede alcanzar el grado de Cristo, la mujer alcanza el grado de Virgen. LITELANTES, la Virgen de la Ley, es poderosa”.

V.Maestra Litelantes

 Lo curioso de esta expresión es que el documento más importante de la Cábala, el Zohar, habla de la Virgen de la Ley. Nos relata (II, 94 b) que la Torá —la ley, la luz divinal, el conocimiento verdadero—, como una bellísima virgen, descubre sus más profundos secretos sólo a aquéllos que la aman; ella sabe que el que quiere ser sabio de corazón ronda las rejas de su morada día tras día.

En un principio le llama “simplón” y lo invita a conversar con ella detrás del velo que ha puesto a sus palabras, para que él pueda acomodar su manera de entendimiento y pueda progresar gradualmente. Esto se conoce como “Derashah” (derivado de las leyes, de la letra de las escrituras).
  
Después ella le habla cubierta con un delgado velo de tul muy fino, le habla con enigmas y alegorías, y a estos se les llama “Haggadah”.

Cuando por fin se ha acercado lo suficiente a ella, le descubre su rostro y sostiene una conversación con él acerca de todos sus misteriosos secretos y todos los caminos secretos que han estado ocultos en su corazón desde tiempo inmemorial. Así un hombre se hace un verdadero adepto a la Torá, un “Señor de la casa”, pues ella le ha descubierto todos sus misterios sin guardar ni esconder uno solo.

Dice el rabino Yosef que así deberíamos los hombres seguir a la Torá, con todas nuestras fuerzas, y convertirnos en sus fervorosos amantes.

 El hecho es que estos conceptos se aplican a nuestra Maestra, ya que continuamente pudimos apreciar que si alguien se acercaba a ella con prejuicios, considerándola como una ignorante, negando de antemano su Maestría, ella le ocultaba totalmente su poder luz y se mostraba tal como dicha persona quería verla.

Si la persona se acercaba a ella con buen corazón y sin prejuicios, ella le hablaba de suerte que pudiera entender un poquito de su enseñanza, de manera de pudiera empezar a entenderla, así que cubría sus palabras con un velo para que acomodara su entendimiento.

 Si la persona se acercaba a la Maestra con buena voluntad y con algún conocimiento, queriendo de verdad consultarla, entonces le hablaba con enigmas, le daba respuestas que después de algún tiempo empezaban a tener sentido. Creo que muchos tuvimos la suerte de comprobar esto, es decir, cómo se cumplían tarde o temprano sus palabras, mismas que en un principio resultaban enigmáticas.

Muy excepcionalmente, llegamos a escuchar de su boca palabras claras a propósito de los sagrados misterios. En tales memorables ocasiones —que siempre fueron breves— la Maestra se expresaba con una precisión inimaginable, con unos vocablos —a la par de hermosos, vinculados, de gran prosapia— que no hemos escuchado en las aulas universitarias ni en el más elocuente discurso.

Era realmente asombroso que aquella persona que nunca había pasado por la universidad, desbordaba una elocuencia, una pulcritud de lenguaje que hubieran querido más de un Doctor en Derecho o Filosofía, y la profundidad del concepto lo dejaba a uno atónito. Caso singular, en verdad, el de nuestra querida Maestra Litelantes...

Maestra de Misterios Mayores

V. Maestra Litelantes

La última obra en que el Venerable Maestro Samael habló ampliamente de su esposa-sacerdotisa, es “Las Tres Montañas” (Mensaje de Navidad 1972-1973), editada por primera vez en septiembre de 1972.

Es esta una obra de carácter biográfico-esotérico, donde el Maestro relata sus distintas iniciaciones. He aquí cómo describe su primera iniciación del fuego:

 “Yo aguardé con ansiedad infinita la fecha y hora de la iniciación; se trataba de un 27 sacratísimo.

Quería una iniciación como aquella que el comandante Montenero recibiera en el Templo de Chapultepec, o como esotra que Ginés de Lara —el Deva reencarnado— tuviera en aquel Sancta Sanctorum o Adytum de los Caballeros Templarios en la noche extraordinaria de un eclipse de luna.

Pero mi caso fue ciertamente muy diferente y, aunque parezca increíble, en la noche de la iniciación me sentí defraudado.

Reposando con angustia infinita en mi duro lecho, dentro de una humilde choza a orillas del mar, pasé la noche en vela aguardando inútilmente...

Mi esposa sacerdotisa dormía, a veces se movía entre su lecho o pronunciaba palabras incoherentes.

El mar con sus olas furiosas golpeaba la playa rugiendo espantosamente, como protestando...

Amaneció y ¡nada!, ¡nada!, ¡nada! ¡Qué noche de perros, Dios mío!... ¡Válgame Dios y Santa María!... ¡Qué de tempestades intelectuales y morales hube de experimentar en aquellas mortales horas nocturnas!

Realmente no hay resurrección sin muerte, ni amanecer alguno en la naturaleza ni en el hombre sin que le precedan las tinieblas, tristezas y atonías nocturnas que hacen más adorable la luz.

Todos mis sentidos fueron puestos a prueba, torturados en agonías mortales que me hicieron exclamar: ¡Padre mío! Si es posible, pasa de mí este cáliz, mas no se haga mi voluntad sino la tuya.

 Al salir el sol, como bola de fuego que pareciera brotar de entre el tempestuoso océano, despertó LITELANTES dicién­dome:
  
— ¿Se acuerda de la fiesta que le hicieron allá arriba? Usted recibió la iniciación...
  
— ¿Cómo? Pero, ¿qué está usted diciendo? ¿Fiesta? ¿Iniciación? ¿Cuál? Yo lo único que sé es que he pasado una noche más amarga que la hiel...

 — ¿Qué? —Exclamó LITELANTES asombrada—, ¿entonces usted no trajo a su cerebro físico recuerdo alguno? ¿No se acuerda de la Gran Cadena? ¿Olvidó las palabras del Gran Iniciador?
  
Abrumado con tales preguntas interrogué a LITELANTES diciendo: ¿Qué me dijo el Gran Ser?

 — Se os advirtió —exclamó la Dama-Adepto— que de hoy en adelante tendréis doble responsabilidad por las enseñanzas que deis en el mundo... Además —dijo LITELANTES— se os vistió con la túnica de lino blanco de los Adeptos de la Fraternidad Oculta y se os entregó la espada flamígera.

— ¡Ah!, ya entiendo. Mientras yo pasaba tantas amarguras en mi lecho de penitente y anacoreta, mi Real Ser Interior recibía la cósmica iniciación... ¡Válgame Dios y Santa María! ¿Pero qué me pasa? ¿Por qué estoy tan lerdo?

Tengo un poco de hambre; me parece que es hora de levantarnos para el desayuno...

Momentos después LITELANTES juntaba en la cocina algunos leños secos que sirvieron de combustible para encender el fuego...
  
El desayuno estaba delicioso; comí con mucho apetito después de noche tan dolorosa...

Un nuevo día de rutina. Trabajé como siempre para ganarme el pan de cada día y descansé en mi lecho cerca de las doce del día... Ciertamente estaba desvelado y justo me pareció un pequeño reposo, además me sentía compungido de corazón...

No tuve, pues, inconveniente alguno para acostarme en decúbito dorsal, es decir, en posición de boca arriba y con el cuerpo bien relajado...

De pronto, encontrándome en estado de vigilia, veo que alguien entra en mi recámara; le reconozco, es un chela de la Venerable Logia Blanca...

Aquel discípulo trae un libro en sus manos; desea consultarme y solicitar cierta autorización... Cuando quise dar respuesta hablé con cierta voz que me asombró a mi mismo: Atman, respondiendo a través de la laringe creadora, es terriblemente divino.

— Id —le dijo mi Real Ser—, cumplid con la misión que se os ha encomendado. El chela se retiró agradecido...

¡Ah!, cuán cambiado he quedado... ¡Ahora sí! ¡Ya entiendo! Fueron estas mis exclamaciones después de que el chela se retiró.

Alegre me levanté del duro lecho para platicar con LITELANTES; necesitaba contarle lo ocurrido.

Sentí un algo superlativo, como si en el interior de mi conciencia se hubiese operado un cambio átmico, trascendental, de tipo esotérico, divinal...

 Anhelaba la nueva noche. Aquel día tropical era para mí como el vestíbulo de la sabiduría.

 Cuanto antes quería yo ver el sol como bola de fuego hundiéndose una vez más entre las tormentosas olas del océano...

 Cuando la luna comenzó a acerar las aguas tormentosas del mar Caribe, en esos instantes en que las aves del cielo se recogen en sus nidos, hube entonces de urgir a LITELANTES para que concluyera sus quehaceres domésticos.

Aquella noche nos acostamos más temprano que de costumbre. Yo anhelaba algo, me hallaba en estado extático...

 Acostado otra vez en mi duro lecho de penitente y anacoreta, en esa asana Indostán de hombre muerto —decúbito dorsal, boca arriba, cuerpo relajado, brazos a lo largo de los costados, pies tocándose por los talones y abiertos en forma de abanico— aguardé en estado de alerta percepción, alerta novedad.

 De pronto, en milésimas de segundo, recordé una lejana montaña. Lo que entonces acaeció fue algo insólito, inusitado...

 Me vi instantáneamente allí, sobre la cumbre lejana, muy lejos del cuerpo, de los afectos y de la mente... Atman sin ataduras, lejos del cuerpo denso y en ausencia de los vehículos suprasensibles.

 En tales momentos de samadhi, la iniciación cósmica recibida en la noche anterior era para mí un hecho palpable, una cruda realidad viviente que ni siquiera necesitaba recordar...

Cuando mi diestra puse sobre el áureo cinto, dichoso pude evidenciar que allí tenía la flamígera espada, exactamente en el lado derecho.

Todos los datos que LITELANTES me diera habíanme resultado precisos. ¡Cuán feliz me sentía ahora como hombre espíritu! Vestido ciertamente con la túnica de lino blanco...”
  
¿Qué conclusión primordial podemos sacar de este fragmento de “Las Tres Montañas”?

 Indubitablemente, la Venerable Maestra Litelantes ya era Iniciada antes de que el Maestro Samael recibiera la primera iniciación del fuego.

En efecto, ¿de qué otra forma podemos explicarnos que ella estuviese presente en la Gran Cadena? ¿Cómo es que sabía las palabras del Gran Iniciador? Es irrefutable que nuestra Maestra ya formaba parte del grupo del Gran Iniciador, es decir, ya había recibido la iniciación; insisto: ¿de qué otra forma se explica su presencia en la Gran Cadena?

 ¿Acaso no trajo ella el recuerdo de la extraordinaria experiencia, mientras que el Maestro paso una noche más amarga que la hiel? Sin embargo, ella “dormía, a veces se movía entre su lecho o pronunciaba palabras incoherentes”.

Paradójicamente, mucha gente llena de orgullo místico, pensó y sigue pensando que esotéricamente nuestra Maestra dormía y pronunciaba palabras incoherentes, que en realidad no era Maestra, a pesar del texto expreso del Quinto Evangelio.

Para negar la Maestría de la esposa del Avatara de Acuario, habría que arrancar las páginas de la obra del Maestro Samael donde habla de ella, habría que mutilar el Quinto Evangelio.

V. Gurú Litelantes

Como dice el aforismo —tan citado por el Maestro Samael— “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”, cual sucedió en efecto con el Avatara, quien es el primero en reconocer que su esposa-sacerdotisa le enseñó el manejo de las fuerzas jinas, que es una poderosa Gurú, que ella tiene la inimaginable jerarquía de Juez del Karma, que ella ya estaba presente en la Gran Cadena donde él recibió la primera iniciación, y que todos los datos que Litelantes le diera le habían resultado precisos, tal como aconteció en todos los eventos de la vida interna y externa del Maestro.
  
En efecto, tanto su familia como sus amigos y estudiantes recuerdan que el Maestro Samael decía que todo lo que la Maestra le había advertido o predicho se cumplía matemáticamente.

Además, afirmaba que las severas advertencias que la Maestra le hacía, su rígido actuar, era propio de los Maestros de la Ley, y que lo terrible del caso es que siempre tenía la razón; que era matemática como una tabla pitagórica.

Cuenta su familia y demás testigos presenciales que cuando los Maestros disentían, la Maestra siempre concluía la discusión diciéndole al Maestro: “A la noche nos vemos allá arriba”, es decir, en el Tribunal, y que el Maestro sencillamente se doblegaba (literalmente: “agachaba la cabeza”) y guardaba un respetuoso silencio, pues siempre le tuvo un profundo respeto y acatamiento.

 Muchos fueron testigos de que el Maestro Samael llegó a expresar que la Venerable Maestra Litelantes era el más elevado Turiya que hubiera conocido.

 Turiya es el Maestro que posee el más alto grado de intuición, el que posee Prajña Paramita, es un hombre que puede hablar con su propio Dios Interno cara a cara.

            ¡Salve Litelantes, Bendita Maestra, Señora y Madrecita nuestra, Tonantzin sagrada!




                                               SALVE LITELANTES
           
           
                                               ¡Salve, Piedra Antigua!,
                                   Cabeza del Triángulo,
                                   Sagrada Virgen de la Ley,
                                   del Templo el Ángulo
                                   donde el Verbo se santigua.
           
                                               Corona del Cristo, Nuestro Rey,
                                   que das luz, amor y sabiduría,
                                   a Nuestro Bendito Señor
                                   Samael Aun Weor,
                                   ¡exaltación de la Maestría!
           
                                               Maestro de Iniciados y de las gentes,
                                   de Maestros y principiantes.
                                   Maestro de los Misterios de antes,
                                   de hoy y de mañana...
           
                                               ¡Salve, Madre Nuestra Litelantes,
                                   de la Cruz Rosa Temprana!,
                                   que elevas hasta el cielo de Arabot 
al Hijo de Samael Sabaoth
             


 (Extracto del libro “Litelantes, La Gran Estrella del Dragón”) Escrito por el Licenciado Alfredo Dosamantes.